Fútbol y lágrimas
Escrito el 24 de enero de 2004 por Jean de Dieu Tagne, desde Camerún.
(Original en francés, traducido al castellano por el autor del blog)
Copa de Africa de las Naciones 2004: una mirada diferente.
Hoy a las 18:30 GMT tendrá lugar en Túnez el pistoletazo de salida de la gran misa africana de fútbol. Es un acontecimiento que va a regar los medios de comunicación e interesar a individuos de muchos sectores de actividad. Las radios del mundo les darán los comentarios oficiales, los comentarios que los grandes de este mundo quieren escuchar y quieren hacer escuchar. Es este mundo nuestro que se unipolariza o mejor que se desequilibra. Por contribución al pluralismo ideológico, al equilibrio, quisiera presentar a los lectores de Manengumba una visión diferente de este encuentro de fútbol. Les invito a mi máquina de remontar el tiempo para leer los acontecimientos de hoy desde el siglo XV, o más exactamente desde 1436.
He aquí lo que un viejo libro de historia propone: La trata de negros consiste en el comercio de esclavos negros. Comenzado en el siglo XV, este vergonzoso tráfico ha durado unos 400 años. La trata tomó mayor importancia tras el descubrimiento de América. Los españoles necesitaban obreros para trabajar en las plantaciones. Venían a comprar esclavos en las costas de Africa. Otros europeos, portugueses, holandeses, ingleses, franceses les imitaban. Los esclavos eran comprados a los jefes indígenas de la costa. Los barcos, llamados negreros, provenientes de Europa los transportaban a América antes de regresar a Europa. Este era el comercio triangular.
Esta tarde, como en 1436, los negreros vendrán de toda Europa, a la búsqueda de otros esclavos, que usarán, no para producir caña de azúcar, sino para producir espectáculo y dividendos al público europeo. Ayer se decía que la sangre del negro produce la buena caña de azúcar; hoy se dice: la sangre del negro produce buen espectáculo.
Esta tarde, como en 1436, los negreros vendrán de toda Europa, para comprar buenos negros. Habrá proposiciones de precio. Sí. Un verdadero comercio de hombres. El otro día leía en un periódico la condiciones de transferencia de un negro –mi compatriota- de un equipo europeo a otro y me daba cuenta que se trataba de un negocio de gran ganancia. Me había tocado la fibra más sensible de mi ser: mi hermano era vendido, sí vendido, como se vende una barrita de chocolate en un supermercado.
Esta tarde, como en 1436, los negreros vendrán de toda Europa, para comprar algunos buenos negros. Esta vez no se los comprarán a los jefes indígenas de la costa como ocurría ayer. La transacción será hecha por otros negreros que les preceden: se les llama entrenadores de club. En la mayoría de nuestros equipos de fútbol, son ellos quienes facilitan los contratos. Tienen a los jugadores entre sus manos, es su potencial humano o su fondo de comercio, por usar el lenguaje común de aquí. Ellos venderán a este algo más caro que aquel en función de la publicidad que los medios de información del mundo habrán querido hacer.
Esta tarde, como en 1436, los negreros vendrán de toda Europa, para comprar buenos negros. Nadie se preocupará de ese continente que se le sangra de sus preciosos talentos. Se dirá tranquilamente que lo que es bueno en Africa es bueno para Europa, como lo que es malo para Europa está hecho para Africa. Y habiendo tomado nuestros mejores jugadores, nuestros intelectuales, nuestros valerosos guerreros, se nos enviará la basura, los desechos tóxicos…
Esta tarde, como en 1436, los negreros vendrán de toda Europa para comprar buenos negros. Harán una selección estricta y a los felices elegidos para quienes San Pedro les abre las puertas del cielo se les hará rápidamente un visado, se les hará todos los papeles y se les enviará. Nadie se inquietará en su familia. En realidad nadie se dirá que tal vez sea el hijo mayor de una familia, que tiene parientes próximos o lejanos. No, nadie. Se le llevará solo y cuando dos semanas más tarde su hermano pequeño se quiera beneficiar de este talento familiar encontrándose con su hermano mayor que se ocupaba de sus estudios, no se le dará el visado. Se le hará esperar, perderá su tiempo en esperar y al fin, le propondrán el camino de la clandestinidad: El pobre se lanzará un día sin saber que el barco será bloqueado en la otra costa del Mediterráneo, hasta el día en que fracasará. Y cuando fracase, los medios de información del mundo insistirán sobre el número de víctimas y sus países de origen, como para desanimar todo otro intento. Y si consigue por milagro atravesar el mar y llega al paraíso, tendrá que sobrevivir cada día en ese miedo visceral que hace la vida invivible. Peor para él, el primer policía que lo encuentre le esposará y el próximo charter le llevará a su infierno.
Esta tarde, como en 1436, los negreros vendrán de toda Europa, para comprar buenos negros. Elegirán los negros plenos de vigor, que usarán a fondo. Seleccionarán los más explotables, que se darán sin hacer cuentas. Tras unos años, esos miserables, vacíos de jugo, serán machacados por el peso de la edad y la fatiga. Cuando se den cuenta que se les ha chupado toda la sangre se les abandonará a su suerte. Tendrán que regresar a donde les habían sacado, si las economías que han podido hacer no son suficientes para mantener el nivel de vida del país anfitrión.
Esta tarde, como en 1436, cuando llegarán de toda Europa para comprar buenos negros, otros negros menos buenos o simplemente malos, se quedarán detrás para mirar o simplemente llorar. Impotentes ante el rodillo compresor, tendrán tal vez algún resto de lágrimas para seguir llorando. De sus ojos caerán lágrimas que no han dejado de caer desde 1436. Estas lágrimas que se han derramado durante la colonización, las que se han derramado durante la neocolonización, las lágrimas que se han derramado a la llegada del SIDA, las lágrimas que se han derramado durante la devaluación, las lágrimas que se derraman en la mundialización.
Esta tarde, cuando las lágrimas de los malos negros se derramen, no serán lágrimas de venganza sino de compasión por su opresor, lágrimas de piedad para una civilización caníbal que se quiere universalizar, lágrimas de amor herido: lágrimas de sangre, que se unirán al torrente de lágrimas que se derraman del Gólgota desde hace 2000 años.
¿Quién nos consolará?¿Quién osará ensuciarse las manos con las lágrimas de los negros?
Coupe d’Afrique des Nations, 2004 : un autre regard !
Aujourd’hui, à 18h30 GMT, sera lancé à Tunis le coup d’envoi de la grand-messe africaine de Football. C’est un événement qui va drainer les médias divers et intéresser les individus de plusieurs secteurs d’activités. Les « radios du monde » vous donnerons les commentaires officiels, les commentaires que les « grands de ce monde » veulent entendre et veulent faire entendre. C’est cela notre monde qui s’« unipolarise » ou mieux qui se « déséquilibre ». Par souci de pluralisme idéologique, par souci d’équilibre, je voudrais présenter aux lecteurs de MANENGUMBA, une autre vision de cette rencontre de Football. Je vous invite dans ma machine à remonter le temps et nous lirons les événements d’aujourd’hui à partir du XVème siècle ou plus précisément à partir de 1436.
Voici ce qu’un vieux livre d’histoire me propose : « La traite des Noirs est le commerce des esclaves noirs. Commencé au XVème siècle, ce honteux trafic a duré près de 400 ans. La traite prit plus d’importance après la découverte de l’Amérique. Les Espagnols avaient besoin d’ouvriers pour travailler dans les plantations. Ils vinrent acheter des esclaves sur les côtes d’Afrique. D’autres Européens : Portugais, Hollandais, Anglais, Français, les imitèrent. Des esclaves étaient achetés aux chefs indigènes de la côte. Des navires appelés négriers en provenance de l’Europe les transportaient en Amérique avant de revenir en Europe. C’était le commerce triangulaire. »
Ce soir, comme en 1436, des négriers viendront de toute l’Europe, à la recherche d’autres esclaves, qu’ils utiliseront, non pas pour produire la canne à sucre, mais pour produire le spectacle et des dividendes au public européens. Hier, on disait « le sang du Nègre produit de la bonne canne à sucre ! » aujourd’hui on dit « le sang du Nègre produit du beau spectacle ! »
Ce soir, comme en 1436, des négriers viendront de toute l’Europe, pour acheter quelques bons Nègres. Il y aura des mises à prix. Oui ! Un vrai commerce d’hommes. L’autre jour, je lisais dans un journal les conditions de transfert d’un Nègre –mon compatriote- d’une équipe européenne à une autre et je me rendais compte que c’était une affaire de gros sous. J’étais mordu à la veine la plus sensible de mon être : mon frère était vendu, oui vendu, comme on vend une baguette de chocolat dans un super marché.
Ce soir, comme en 1436, des négriers viendront de toute l’Europe, pour acheter quelques bons Nègres. Cette fois, ils ne les achèteront pas des « chefs indigènes de la côte » comme cela se passait hier. La transaction sera faite par d’autres négriers qui les ont précédé : on les appelle les entraîneurs de club. Dans la plupart de nos équipes de football, ce sont eux qui facilitent les contrats. Ils ont les joueurs entre leurs mains, c’est leur potentiel humain ou leur fond de commerce comme, pour parler le langage courant de chez moi. Ils vendront celui-ci un peu plus cher que celui-là, en fonction de la publicité que les média « du monde » auront bien voulu faire.
Ce soir, comme en 1436, des négriers viendront de toute l’Europe, pour acheter quelques bons Nègres. Personne ne se souciera de ce continent que l’on saigne de ses précieux talents. On dira tranquillement, ce qui est bon en Afrique est fait pour l’Europe comme ce qui est mauvais en Europe est fait pour l’Afrique. Et, ayant pris nos meilleurs joueurs, nos intellectuels, nos valeureux guerriers, on nous enverra des poubelles, des déchets toxiques …
Ce soir, comme en 1436, des négriers viendront de toute l’Europe, pour acheter quelques bons Nègres. Ils feront une sélection stricte et à «l’ heureux élus pour qui saint Pierre ouvre les portes du paradis », on fera rapidement le visa, on fera tous les papiers et on l’amènera. Personne ne s’inquiètera de sa famille. En vérité personne ne se dira qu’il est peut-être l’aîné d’une famille, qu’il a des parents proches et lointains, Non ! Personne ! On l’amènera seul et quand deux semaines après son petit frère cherchera à bénéficier de ce talent familial en rejoignant le grand frère qui s’occupait de ses études, on ne lui donnera pas le visa. On le fera attendre, il perdra son temps à attendre et en fin d’autres lui proposeront le chemin de la clandestinité. Le pauvre s’y lancera sans savoir que le bateau sera bloqué à l’autre rive de la Méditerranée jusqu’au jour où il échouera ; et quand il échouera, les médias « du monde » insisteront sur le nombre des victimes et leurs origines, comme pour décourager toutes autres tentatives. Et s’il parvient à franchir miraculeusement la mer et se trouve « au paradis », il devra survivre chaque jour dans cette peur viscérale qui rend la vie invivable. Malheur à lui, le premier policier qui le rencontrera le menottera et le prochain charter le conduira dans son « enfer ».
Ce soir, comme en 1436, des négriers viendront de toute l’Europe, pour acheter quelques bons Nègres. Ils choisiront ces nègres pleins de vigueur, qu’ils utiliseront à fond. Il sélectionneront les plus corvéables qui donneront sans compter. Au bout de quelques années, ces misérables, vidés de tout leur jus, seront écrasés par le poids de l’âge et la fatigue. Quand on se rendra compte qu’on a sucé leur lait jusqu’au sang on les abandonnera à eux-mêmes. Ils devront rentrer où on les avait tiré, si les économies qu’ils ont pu faire ne suffisent pas à tenir le coup de vie dans le pays du maître.
Ce soir, comme en 1436, quand viendront des négriers de toute l’Europe, pour acheter quelques bons Nègres, d’autres Nègres moins bons ou tout simplement mauvais, seront derrière à regarder et à pleurer. Impuissants devant le rouleau compresseur, ils auront peut-être un reste de larme pour continuer à pleurer. De leurs yeux couleront des larmes qui n’ont jamais cessé de couler depuis 1436. Ces larmes qui ont coulé pendant la colonisation, ces larmes qui ont coulé pendant le néocolonialisme, ces larmes qui ont coulé à l’arrivée du SIDA, ces larmes qui ont coulé pendant la dévaluation, ces larmes qui coulent dans la mondialisation.
Ce soir, quand les larmes des mauvais nègres couleront, ce ne seront pas des larmes de vengeance mais des larmes de compassion pour l’oppresseur, des larmes de pitié pour une civilisation cannibale qui veut s’universaliser, des larmes de l’amour blessé ; ce seront des larmes de sang, qui rejoindront le torrent de larmes qui coulent du Golgotha depuis 2000 ans.
Qui nous consolera ? Qui osera se salir les mains avec des larmes de nègres ?
Nota de traducción: en la versión en castellano no he hecho la diferencia entre Noirs y Nègres, porque no encuentro referente. Nótese que la segunda acepción es peyorativa, palabra de raíz "luso-española".
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