Un volcán dormido en el corazon de Africa

viernes, 28 de enero de 2005

Polígamos


En la reseña que publicó Marcos Taracido al post de la poligamia, apareció un pequeño debate en los comentarios que hace pensar muchas cosas:

Por un lado, tenemos una de las posturas de este debate que dice que no se puede defender una costumbre solo por haber permitido la supervivencia y cita como ejemplo el canibalismo.
Que yo sepa, el canibalismo no es una costumbre sino una práctica religiosa, por la cual ciertos pueblos del mundo (no sólamente de Africa, quítenles el sambenito, por favor) han comido o comen la carne de ciertas personas muertas para obtener sus cualidades personales, mágicas o espirituales. ¿Han oido hablar de la teofagia?

Por lo cual, me parece más posible en la sociedad occidental la práctica del canibalismo como opción religiosa o como moda obscena que arraigar costumbres de otros pueblos tan complicadas como la poligamia.

Una familia polígama es excesivamente difícil de mantener. Imagínese ser un polígamo de tan solo cinco mujeres (un jefe tradicional puede tener sesenta) todas viviendo en la misma concesión, cada una en una casa y cada una con sus hijos. La poligamia no es una decisión sexual sino reproductiva. Imagínenese, entonces, tener cuarenta hijos, ocho de cada mujer, que es la media.

Imagínese que una de las mujeres viene a verle a casa (por supuesto, el hombre debe vivir aparte, en la suya) y le explica todos los problemas que tiene. No saca suficiente del campo que le diste, uno de los hijos no tiene libros para la escuela, el bebé sigue en el hospital porque no hay dinero para pagar las medicinas. Imagínese teniendo que viajar a la ciudad para poner en marcha un negocio de bicicletas de segunda mano para sacar dinero para la familia. Al frente de la tienda de bicis pone a uno de sus hijos mayores, quien espera un dia será su sucesor. De regreso, otra mujer le pregunta que por qué ha puesto en el negocio de las bicicletas a un hijo de su co-esposa que ademas, según ella, es medio tonto, no como ese hijo suyo que no hace ni caso y que está esperando a que le pague la universidad desde hace dos años. Otra de las mujeres viene a explicarle interrumpiendo a la anterior que necesita un pozo en su campo ya que el que tenía ya se secó y que cómo va a hacer para cultivar la tierra y dar de comer a sus hijos.

Dificil, ¿verdad? Póngase ahora en el lugar de una de esas mujeres. Difícil, ¿verdad? Póngase en la piel de uno de los hijos. No se trata de defender costumbres de otros. No se trata de criticarlas tampoco.

A mí me parece admirable que durante miles de años este sistema haya perdurado y que los habitantes de estos pueblos hayan podido servirse de este sistema de esfuerzo común basado en el trabajo cotidiano de la mujer a la que se la respeta como pieza angular de la familia.

Es machista, sí lo es. Era una situación impuesta, también, como todas las costumbres. Está evolucionando, eso sí. Desaparecerá, pues no sé. Hay mujeres africanas de hoy que aceptarían la bigamia, otra mujer con la que compartir las cargas de una familia de quince o veinte hijos. Por otro lado, otras mujeres opinan que es mejor que su hombre tenga varias mujeres que el que tenga varias amantes desconocidas.

Sobre todo, el objetivo de hablar de este tipo de poligamia (no olviden que hay otros) era para hacer comprender que la poligamia existía en Africa como sistema social antes de Mahoma y que persiste de una manera diferente a la musulmana, que no es una práctica religiosa ni moral, sino una manera diferente (a la nuestra) de organizar una sociedad. Aún incluso en países que han adoptado la religión musulmana, la poligamia se practica de una manera particular.

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