Un volcán dormido en el corazon de Africa

sábado, 7 de febrero de 2004

Cuentos


Hoy Boniface Ofogo en el CIDAF de Madrid nos ha contado un cuento de la tradición camerunesa.
A medida que le presentaban recordé súbitamente que ya le conocía, que en realidad fue él quien hace ocho años me habló por primera vez de Camerún, dos meses antes de que yo hiciera mi primer viaje.
Contar cuentos africanos es su actual ocupación. Es posible "vivir del cuento" como él dice con su sonrisa. Y bien cierto es que en toda europa se llega a pagar por escuchar un cuento.
En Africa los cuentos ante el fuego del hogar han sido durante siglos la primera escuela. Cada cuento encierra una enseñanza, cada uno la verdad de un pueblo.
Esto es lo que se llama tradición oral. En Africa no se escribieron libros, sino que cada noche se fueron escribiendo en forma de narraciones orales, cargándolos de símbolos, recreándolos cada vez que eran contados.
Africa nunca entendió de libros, los libros son individuales, los cuentos son comunitarios, los africanos son comunitarios. (Parafraseando a J. Chèvrier)
Incluso la narración oral es diferente de la literatura escrita. Un cuento escrito pierde mucha de su magia, de su brillantez. Así los africanos, amantes de su comunidad nunca encontraron una razón para expresar sobre el papel lo que tenía que ser narrado, ser gesticulado, ser cantado, ser escuchado.
Ahora, con la llegada de la televisión y de la modernidad, los africanos van olvidando los cuentos y los sustituyen por culebrones o partidos de fútbol televisados. También van dejando de lado sus canciones, sus lenguas tradicionales incluso.
En europa también se van perdiendo los cuentos. Ya pocos padres pueden narrar cuentos y este ámbito se va convertiendo en exhibición, en acontecimiento insólito. Los cuentos tanto en Africa como en Europa guardan una parte de nuestra herencia cultural, de nuestra sabiduría ancestral y perderlos es como quemar las mayores bibliotecas de la antigüedad. (Parafraseando a Hampate Bâ)
Ahora comprendo la suerte que tuve de haber sido iniciado en Africa por un contador de cuentos, toda una biblioteca de sabiduría ancestral, todo un tesoro de la humanidad. Una parte de todos nosotros está en cada uno de los cuentos tradicionales.

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