Un volcán dormido en el corazon de Africa

domingo, 1 de junio de 2003


La estación de lluvias



Tengo mucha suerte de haber ascendido a lo alto del Manengumba. Desde aquí puedo observar el mundo desde arriba. Puedo ver la curvatura de la tierra, la interminable línea del horizonte y las extensiones de selva que me rodean.

Si me pongo de puntillas puedo ver más lejos. Mi vista me lleva a observar la larga y curvada costa del golfo de Guinea, un inexpugnable volcán que tengo ante mí, y en esa dirección otros montes que emergen desde las profundidades del mar.

Al amanecer, Manengumba, el Volcán y los pequeños montes se saludan.
Cada una de sus palabras las portan las nubes, y cuando uno de estos montes está enfadado, las nubes descargan tormentas.

Le pregunté a Manengumba por qué se enfadó ayer. Me respondió que han cortado muchos árboles este mes. Las montañas están muy enfadadas ahora.

Empieza la estación de lluvias.

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