Un volcán dormido en el corazon de Africa

sábado, 6 de diciembre de 2003

Estación seca


La tierra se separó de los cielos. Las nubes se marcharon por el horizonte y los vientos comenzaron a danzar, a batir la tierra roja, a elevar remolinos de polvo, etéreos vestidos que se agitan al compás de los danzantes.
Gigantes de largos cabellos que se revuelven sobre sí mismos al ritmo de sus ansias y que deshacen los cúmulos de tierra que yacían sobre la vasta tierra de las montañas.
Las hojas verdes se encarnan ante la danza del viento y el sol se aleja y ya no brilla más. Tan solo los árboles conocen la danza de colosos y se atreven a acompañar el frenesí con sus ramas empolvadas de color de tierra.
Los ríos se vuelven ralos y hambrientos y en ellos croan las ranas de noche, reclamando el regreso de la lluvia a la blanca luna sonriente.
La época seca reina ya en Africa. Y no caerá una gota hasta bien entrado marzo.

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