Un volcán dormido en el corazon de Africa

martes, 9 de diciembre de 2003

Nieve sobre París


Senghor es el primer ex-presidente africano, es decir el primero en perder unas elecciones democráticas y ceder su puesto al elegido por los votos. Este suceso histórico ocurrió en Senegal, en 1980 y habrá de repetirse en los demás estados africanos.
La originalidad de Senghor es que él ama a Africa y que además de planificar polí­ticamente la democracia en su país, también escribí­a poemas.
Un poeta que a los veinte años se fue a estudiar a París y allí conoció la navidad y la nieve.

Señor, tú que has visitado Parí­s, en este dí­a de tu nacimiento
porque se había vuelto avaro y malo
lo has purificado con el frí­o incorruptible
con la blanca muerte.
Esta mañana, hasta las chimeneas
de las fábricas cantan al unísono.
Arbolando banderas blancas
"Paz a los hombres de buena voluntad"
Señor, tú has propuesto la nieve de tu Paz al mundo dividido
A la europa dividida
A la España rasgada
Y el rebelde judí­o y católico ha disparado
sus mil cuatro cientos cañones contra las montañas de tu Paz.
Señor yo he aceptado tu frío blanco que quema más que la sal.
Y mi corazón se funde como nieve bajo el sol.
Olvido
las manos blancas que disparan tiros de fusil que destruyen imperios
las manos que flagelan esclavos, que te flagelan
las manos blancas polvorientas que te abofetean
las manos pintadas polvorientas blancas que me han abofeteado.
Las manos seguras que me han empujado
a la soledad. Al odio.
Las manos blancas que abatieron la selva
de roneros que dominaban africa, en el centro de Africa
Derechos y duros. Los Saras hermosos como los primeros hombres que surgieron de tus manos morenas.
Ellas abatieron la selva negra para hacer traversas de raí­les de tren.
Ellas abatieron las selvas de Africa para salvar la civilización, porque hací­a falta materia prima humana.
Señor, yo no saldré de mi reserva de odio, lo sé, ante los diplomáticos que muestran sus largos colmillos.
Y que mañana trocarán la carne negra.
Mi corazón, Señor, se ha fundido como la nieve sobre los tejados de París.
Al sol de tu dulzura.
Dulce para mis enemigos, para mis hermanos de manos blancas sin nieve
A causa también de manos de palizas, al atardecer, a lo largo de mis mejillas ardientes.

Léopold Sedar Senghor
"Chants d'Ombre" 1945, ed. du Seuil
Traducido al español por el autor del blog.

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