La duda
Manengumba, la montaña que fue volcán, nunca duda. El conocimiento le ha sido dado y es inamovible, perfecto, concreto, global. Ve muy lejos y conoce todos los nombres de los árboles, de las grandes rocas, de las otras montañas, incluso las que yacen bajo las aguas de los mares. El resto de conocimientos los propagan las nubes y los susurran los vientos desde cualquier lugar del planeta. Cuando algo le falta, también la luna se lo canta de noche en voz baja.
-Así es Juan, tal como lo has dicho.
-Entonces, Manengumba, hay algo que deseo saber.
-¿Y qué es?
-¿Dios existe?
La montaña rió. "¿Esa es tu duda?"
Las montañas fuimos esculpidas y los árboles engendrados sobre la tierra. Luego comenzó la poesía de los seres efímeros.
Nacieron las aves, los peces y los cuadrúpedos. Nacieron los hombres.
De todo lo nacido, tan solo los hombres dudais. Ese es vuestro milagro.
- Y por qué el escultor nos hizo así, manengumba?, yo preferiría ser como los demás nacidos, vivir en la certeza, en la compañía, no sentirme abandonado.
- El forjador hizo a los hombres ignorantes, porque él mismo duda de su saber. Él espera de vosotros la respuesta a sus preguntas.
Un volcán dormido en el corazon de Africa
martes, 9 de septiembre de 2003
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